Fue un proyecto de curaduría auto-gestionado y exhibido en la calle; una intervención en la comunidad de Deán Funes de donde somos los artistas gestores. La exhibición duró una tarde y tanto el flyer como el montaje de obras se realizaron durante esas horas. Utilizamos facebook para mostrar lo que iba sucediendo pero sin crear el evento. Una de las metas fue pensar en un público sin señalarlo previamente. Se acercaba el que pasaba en ese momento por la calle o el que estaba online. La utilización de la red social también nos permitió gestionar una publicación posterior a la muestra en el suplemento Vos. La exhibición no fue pensada para un público que acudiera con invitación previa a un vernissage y se comportara como tal. Se pensó para unos espectadores casuales y para otros que no conocíamos del todo como los usuarios de internet. 
En el flyer, retóricamente optamos por una imagen hipérbole, exageramos el título haciendo más evidente la prominencia del argumento y la imagen del fondo señalando la esquina y entrada del antiguo supermercado -incluso puede verse arriba
un cartel viejo de uno posterior llamado TOTAL-. Supercoop era la cadena de comercios que pertenecían a la cooperatativa del Hogar Obrero que tuvo su auge en los 80 y que en los 90 por los procesos de privatización fue desapareciendo. La imagen acompañada del lema muy grande que le da nombre a la muestra
refuerza el contexto donde fue montada la exhibición y llama la atención sobre el
término compuesto que otorga otro sentido a la muestra: la idea de una
cooperativa de artistas vivos y muertos exhibiendo todos juntos en un espacio yermo y en ruinas. La idea de un tiempo doble o desdoblado, el tiempo que le muestra al espectador las ruinas del edificio y el tiempo de lo nuevo que sugiere Supercoop; el tiempo de la exhibición transcurriendo durante esa tarde de finales de diciembre de 2012.
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