Bajo el cielo hay una montaña
En Bajo el cielo hay una montaña (2023) exploro la sensación de dejarme llevar por aquello que no entiendo. En ese sentido, esta serie es la búsqueda de imágenes que aparecen en la superficie del papel como consecuencia de pensamientos y sentimientos filtrados a través de la acción meditativa de pintar. Con meditación también me refiero a la acción de frotar, mezclar, emborronar, difuminar y acentuar el material oleoso sobre el papel para que el color sea visible. Eso que aparece implica la realización simultánea de la acción que expreso: no hay lugar para el error, acepto el hecho de que doy lo que tengo y puedo -mirar, reconocer- y la superficie me devuelve una imagen que antes no tenía -agradecer, ofrecer-.